Los bosques nos proveen de bienes y servicios fundamentales y contribuyen a asegurar la alimentación, el agua y el aire limpio. Además, protegen el suelo y son fundamentales para lograr un desarrollo sostenible. Pero a pesar de lo importantes que son para nosotros, no siempre los protegemos como deberíamos.
Los excesos cometidos en los últimos siglos por la industria maderera, los incendios forestales, el cambio de usos de suelo, la pérdida de actividades tradicionales sostenibles, la introducción de especies exóticas, etc. han provocado que cerca del 78 por ciento de los bosques primarios hayan sido destruidos, y el 22 por ciento restante estén amenazados.
Los excesos cometidos en los últimos siglos por la industria maderera, los incendios forestales, el cambio de usos de suelo, la pérdida de actividades tradicionales sostenibles, la introducción de especies exóticas, etc. han provocado que cerca del 78 por ciento de los bosques primarios hayan sido destruidos, y el 22 por ciento restante estén amenazados.
Por ello, es necesario apostar por una gestión forestal sostenible, conseguir una mayor eficiencia en el consumo de madera, disminuir el riesgo de incendios, favorecer la producción y comercialización de productos forestales procedentes de explotaciones con certificado de gestión forestal sostenible y evitar el consumo de productos forestales de origen ilegal y aprovechar las oportunidades de la economía verde basada en los bosques como nuevos nichos de empleo, incentivando el mantenimiento de las poblaciones y creación de empleo en el medio rural.
Deberíamos aprender de nuestros errrores y que de los tristes incendios que asolaron nuestra tierra el pasado verano nos sirvieran, al menos, para mejorar nuestra forma de gestionar nuestros bosques y viesemos en ello una nueva oportunidad de futuro.
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